La historia del turbo en Porsche

El término "turbo" fue una vez sinónimo de fuerza bruta. Hoy en día, los motores turboalimentados establecen los estándares en términos de eficiencia y suavidad. Desde principios de los setenta, Porsche ha confiado en los turbocompresores para aumentar las prestaciones. En 1972, la tecnología superó con gran éxito su bautismo de fuego en competición con el 917/10 que ganó el campeonato norteamericano CanAm. El año siguiente, el 917/30, con más de 1.100 CV, volvió a ganar ese campeonato y dejó muy atrás a sus oponentes. Sólo un año más tarde, la tecnología, única entre los coches deportivos de entonces, se implementó en un Porsche de producción en serie. Con el 911 Turbo, que inicialmente desarrolló hasta 260 CV (191 kW), la marca se unió finalmente a la élite de los fabricantes de coches deportivos de altas prestaciones. Inicialmente, Porsche sólo había planeado quinientas unidades del 930 (como se conocía internamente), las necesarias para la homologación. La deman...