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Rolls Royce Ghost
En la cima del mundo
Por: Sergio Oliveira/ Los Ángeles
Se dice que los Royce son los mejores autos del planeta. Lo comprobamos.
Su imponencia es obvia, pese a la silueta tradicional de un sedán. Es que cuando no lo resaltan los detalles que marcan la diferencia, lo hace la historia, el pedigrí, el abolengo de la doble RR. El manejo, que pudiera ser sólo un toque a más, no lo es. Confirma que éste es el rey, el amo, el señor de todos los automóviles.
El Ghost es el más chico de los Rolls Royce. Es también el de arribo más reciente a la exclusiva familia británica, ahora bajo el control de los alemanes de BMW. Algunos pudieran pensar, considerando sus dimensiones y el hecho de que comparten algunas piezas, que se trata de una versión aún más lujosa del Serie 7. No hay nada más lejano. Sí, 30% de las partes de este magnífico sedán, son también usadas en el BMW Serie 7, pero el que no entienda que en los detalles reside la verdadera diferencia, no es digno de un Rolls.
Pese a ser el más chico de los RR, el Ghost aún impresiona por el tamaño. Sus casi seis metros de largo resaltan incluso en las calles de Los Ángeles, acostumbradas a vehículos más largos que el río Nilo. El brillo de la pintura también es perceptible, al igual que las inmensas llantas montadas en rines de 20 pulgadas y con perfil 285/40. Poco a poco, los más observadores van viendo lo que lo hace único. Primero, las manijas de las puertas que se unen como amantes, en la mitad del auto. Luego el radiador cromado, que se bien es una interpretación exclusiva del Ghost, mantiene la esencia de los demás Rolls. También resalta el cromo. Primero, por la elegancia que limita su uso a pocas partes, como un pequeño marco en la parte baja de su costado. Las ventanas son igualmente enmarcadas por cromo, al igual que la parte central de los tapones de las ruedas que, por cierto, incluso con el auto en movimiento, mantienen en logotipo de la doble R siempre en su posición vertical. Todo ese cromo tiene el brillo perfecto, profundo, sin el exceso de un rin estadounidense.
Hotel de categoría especial
Por supuesto que es por dentro donde el Ghost brilla de forma más intensa. Y por brillo nos referimos al buen gusto, a los materiales de elección impecable y a la sensación absoluta de lujo en el ambiente. Hay más cromo aquí que en el exterior. Ese elemento está presente en las salidas de ventilación; en los controles eléctricos de los asientos; en los mandos del volante; en las manijas internas; en los botones para accionar los cristales de las ventanas; en los botones de control del centro de ajustes -equivalente al i-Drive de BMW- ; en la lateral del cuadro de relojes y alrededor del hermoso reloj análogo que aclara su nombre: Ghost.
Empero, el cromo no está presente sólo en las parte visibles. Bajo los asientos, por ejemplo, los rieles son cromados, al igual que la “cortina” metálica que cierra el paso desde adelante hacia la parte inferior de las butacas.
La piel que forra los asientos y partes como la consola o el forro de las puertas, es exclusiva para la marca y de las más suaves al tacto que hemos conocido. Sin duda la que más, dentro de un automóvil. Los tapetes tienen un espesor superior a una pulgada y son tan suaves, que dan ganas de conducir descalzo, sólo para sentirlo en el trayecto.
Claro que el espacio es abundante, pero a pesar de que es un Rolls Royce, el Ghost sigue siendo sólo un sedán y es mejor que no viajen más que cuatro personas.
Como muchos estarán más a gusto en la parte posterior, es posible desde ahí controlar mucho del auto, como el sistema de navegación (y monitorearlo en sus pantallas personales, en la parte trasera del respaldo delantero, justo arriba de las mesas plegables, hechas de roble macizo). El “patrón” ahí sentado también puede ajustar el aire acondicionado o el maravilloso estéreo, que te permite escuchar el ruido producido por los dedos del guitarrista arrastrándose por las cuerdas de su instrumento. Pero esto, un simple Mercedes-Benz Clase S lo tiene. Lo que no todos tendrán es un botón para cerrar automáticamente las puertas posteriores, que se abren como deberían abrirse todas las puertas traseras, es decir, al revés que las demás. Son las puertas conocidas como “suicidas”. Tampoco se encontrará en cualquier auto un ajuste eléctrico de la base y del respaldo de los asientos de atrás, mucho menos con memoria. Menos se verá, fuera de un Rolls Royce, un paraguas insertado en cada una de las puertas delanteras. ¿Inútil? Puede ser, para el que de plano no sepa apreciar la belleza de un toque de lujo.
Como un fantasma
Los que viajen atrás, empero, estarán renunciando al placer de conducir uno de los más agradables autos del mundo. Cuando pensamos de manera racional, es difícil entender cómo algo que pese más de dos toneladas puede desplazarse con semejante suavidad.
La mayor parte del mérito va al motor de 12 cilindros en V, con 563 caballos de fuerza y doble turbo-compresor. La caja de velocidades, automática con ocho cambios, le hace un par perfecto. Y si la opulencia es el nombre del juego en el momento de diseñar el auto y decorar a su interior, la simplicidad es el objetivo cuando se trata de conducir. La pequeña palanca de cambios, por ejemplo, está ubicada a la derecha de la columna de dirección, justo arriba de la que acciona los limpiadores del parabrisas. Por cierto, si algo cambiaríamos en el auto, es esa ubicación, que por veces nos hace accionar los limpiadores cuando lo que buscamos es la palanca de cambios. Tal vez hasta esté hecho a propósito, para que una ligera imperfección nos recuerde que nada es, realmente, perfecto. Es como el lunar de Cindy Crawford.
Pise el acelerador y el Ghost comenzará su confortabilísimo rodar. De nueva cuenta, la razón es insuficiente para explicar cómo un auto puede sentirse a la vez tan bien plantado al piso, cuando es capaz de flotar sobre las imperfecciones de éste.
El conductor verá frente a sí, tres relojes blancos. El central es el velocímetro. A la derecha están los marcadores de temperatura y de gasolina. A la izquierda, otra exclusividad de Rolls Royce: un reloj que marca la “reserva de potencia”, es decir, que indica si aún le queda poder al conjunto mecánico para satisfacer algún deseo extraordinario que pueda tener el chofer. A 110 kilómetros por hora, aún le quedaban 95 por ciento de “potencia extra”. Acelere realmente fuerte y en menos de seis segundos ya estará a 100 km/h. Sólo en este caso logramos usar 60% de la potencia del Ghost.
Es estable, por supuesto, pero no espere agilidad de un auto tan largo. El cofre se ve tan grande, que dificulta las maniobras de estacionamiento, aun con el auxilio de los sensores en ambas defensas, al igual que de la inmensa cámara de reversa. Los cambios de carril se tienen que hacer con cuidado y antelación.
Nos quedó claro que un RR no es un auto para cualquiera. No lo decimos sólo porque muy pocos pueden pagar los 315 mil dólares del valor del coche (en Estados Unidos) que tuvimos en nuestras manos durante cuatro inolvidables días. Para muchos, incluso algunos que sí podrían comprarlo, resultará demasiado grande o tal vez, muy ostentoso. Su interior recrea un pub inglés tradicional y la madera, el cromo, la piel y los espejos pueden no convencer a los minimalistas. Poco importa. Nuestra imagen de que Rolls Royce fabrica los mejores coches del mundo, no sólo no sufrió el mínimo rasguño, fue absolutamente reforzada por el Ghost.
La tarea ahora, es reaprender a vivir sin él.
Ficha Técnica
Rolls-Royce Ghost
Motor: Frontal longitudinal; 12 cilindros en V; 6.6 litros de desplazamiento; 48 válvulas; Biturbo; con inyección de combustible directa. Potencia: 563 cv @ 5,250 rpm. Torque: 575 libras-pie entre 1,500 y 5,000 rpm.
Tracción: Trasera.
Transmisión: Automática de ocho velocidades (8+R).
Suspensión: Independiente, de horquilla doble adelante y Multilink atrás, con sistema de nivelamiento automático por aire
Frenos: De discos ventilados en las cuatro ruedas, con sistema antibloqueo (ABS) y control de frenado en curvas.
Dirección: De piñón y cremallera, con asistencia hidráulica.
Dimensiones y capacidades:
Largo / Ancho / Alto (mm)
5,399 / 1,948 / 1,550
Distancia entre ejes: 3,295 mm
Peso: 2,435 kilogramos.
Tanque- 82.5 litros.
Cajuela- 490 litros.
Precio: 385 mil dólares
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