Prueba de manejo
Nissan Aprio automático
Elemental comodidad


El Aprio cuenta con su versión automática, que se suma a la amplia oferta de su segmento

Hace algunos años, era impensable que algún día, autos como el Nissan Tsuru fueran a contar con una transmisión automática, o incluso coches como el Chevrolet Chevy o el Ford Fiesta. Estos compactos con caja automática ahora son una realidad para las personas que alguna vez fueron “olvidados” o relegados por el precio del auto que nos obligaba a usar coches de caja “standard”, porque no había de otra y dejando a las cajas automáticas para autos de mucho mayor precio y estatus. Ahora, con una caja automática, el Nissan Aprio satisface a esas personas que quieren un transporte básico con comodidad.



Dos meses atrás, tuvimos a prueba el Aprio con transmisión manual, el cual nos pareció un coche que lo tenía todo para ser utilizado en la ciudad, siendo eficiente y con un consumo de combustible bajo. En tanto, el Aprio con caja automática nos parece que tiene todo eso, con un desempeño muy similar.
El Aprio cuenta con el mismo bloque de cuatro cilindros y 1.6 litros de desplazamiento, con 103 caballos de potencia, acoplado a la transmisión automática de cuatro velocidades, con modo manual. Lo que nos gustó de la caja, es precisamente que tuviera esa opción “manual”. Basta con hacer a un costado la palanca, para transformar al Aprio en un coche que responde mejor en pendientes, a la hora de frenar con motor y también para subir la cuesta y sobre todo, para hacer un rebase inmediato.
La caja automática, en el modo “D”, no tiene la misma respuesta, es sumamente lento en el arranque, pero con un poco de vuelo el coche no se queda atrás. Sin embargo, utilizando los cambios manuales, obtenemos todo el jugo del motor desde el principio, que no es un bólido, pero a más de uno sí supera entre un semáforo y otro.
El contar con la caja automática nos permite momentos de más relajación en el tráfico, pudiendo sintonizar la estación de radio sin tener que apurarnos por hacer los cambios, además de alcanzar los botones de apertura eléctrica de los vidrios, ya que los delanteros se encuentran al centro del tablero, entre el estéreo y los botones del aire acondicionado.



Para controlar los vidrios posteriores, hay que buscar los interruptores detrás de la palanca de freno de estacionamiento. Ese realmente es un lugar incómodo para maniobrar, pensado para los que viajan atrás y puedan subir o bajar los vidrios a su gusto. También, el ajuste de los espejos retrovisores se encuentra situado cerca de la palanca de la transmisión. Todo este raro acomodo es una influencia de los coches franceses, ya que el origen del Aprio es de la marca rumana Dacia, filial de Renault.
Por lo demás, el Aprio cuenta con asientos tapizados en tela, sus plásticos son rígidos, sobre todo el que cubre el tablero, y el volante es poco ergonómico. El estéreo es de carátula “quitapón”, con capacidad para un CD. Esta versión que probamos es la más equipada, de aquí para abajo, las opciones son varias y se ajustan al gusto y presupuesto de cada cual. Eso sí, no deja de ser un auto eficiente.
La estancia dentro del vehículo fue nuevamente comprobada, al llevarnos con confort y buen espacio, tanto a los pasajeros delanteros como los que viajan en la banca trasera. En la posición de manejo, el asiento no tiene ajuste de altura, ni tampoco se puede ajustar la altura del volante, por lo que concluimos que es un acierto la elevada altura del sillón, sin embargo, el volante queda muy abajo, incluso tapándonos parte del velocímetro.



En las pruebas que realizamos en el autódromo, el Aprio automático presentó números por encima de su similar con caja manual. De cero a 100 kilómetros por hora, el coche hizo 13.2 segundos, en comparación al Aprio manual, que hizo el mismo recorrido en 12.5 segundos. En parte, los resultados se ven influenciados por el peso del coche que en el automático es de 1,182 kilogramos, contra 1,151 kilogramos del manual, entre otros factores. Pero ni uno, ni otro, es mejor o peor, ambos se sienten igual y se mueven igual, únicamente quedará la decisión de saber si quiere su Aprio manual o automático. He ahí la cuestión.

Texto y fotos: Mario Castillo

Ficha Técnica
Nissan Aprio automático

Motor: Frontal transversal; cuatro cilindros en línea; 1.6 litros de desplazamiento; DOHC; 16 válvulas; con inyección electrónica de combustible secuencial multipunto. Potencia: 103 cv @ 5,750 rpm / Torque: 109.2 libras-pie @ 3,750 rpm.

Tracción: Delantera.

Transmisión: Automática de cuatro velocidades (4+R), con modo manual.

Suspensión: Delantera – Independiente, de tipo McPherson, con resortes helicoidales y barra estabilizadora. Trasera – Eje semi-rígido, con resortes helicoidales y barra estabilizadora.

Frenos: De discos ventilados adelante, de tambor atrás, con sistema antibloqueo (ABS) y variación electrónica del frenado (EBV).

Dirección: De piñón y cremallera, con asistencia hidráulica.

Dimensiones y capacidades:
Largo / Ancho / Alto (mm)
4,247 / 1,740 / 1,534
Distancia entre ejes: 2,630 mm
Peso: 1,182 kilogramos.
Tanque- 50 litros.
Cajuela- 510 litros.

Precio: 162,300 pesos

Resultados de la prueba realizada en el Autódromo Guadalajara:
Aceleración 0 a 100 km/h en 13.2 segundos
Frenado de 100 km/h a 0 en 40 metros
Cuarto de milla en 19.8 segundos a 121 km/h
Velocidad máxima observada: 160 km/h

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