Lanzamiento
Lincoln MKX 2011
Más renovada de lo que parece
Por: Sergio Oliveira / Washington D.C.

Desde algunos ángulos, la nueva MKX puede aparentar que cambió poco. Pero no es así.

Mírela de frente o de atrás y se dará cuenta de que la nueva Lincoln MKX es muy distinta a su antecesora. Sin embargo, verla desde su perfil puede darnos exactamente otra impresión. Por fortuna, la evolución del modelo 2011 sobre el 2010 que reemplaza es fuerte lo suficiente para motivar el cambio, ya sea desde una anterior MKX o desde algunas de sus rivales, porque habrá muchas que la nueva Lincoln, ahora más que nunca, puede batir sin mayores dificultades.
En términos estéticos la nueva MKX hizo lo que tradicionalmente se ha hecho, principalmente por los fabricantes estadounidenses, es decir, le cambiaron el frente y la trasera, manteniendo lo demás igual. Claro que esto se hace para ahorrar dinero. Adelante, la camioneta –o el crossover, como lo quiera llamar- adopta la parrilla estrenada por el MKS, en forma de “cola de ballena”, con la parte superior dividida. Esto le confiere una mucho mayor personalidad y la hace verse “más Lincoln”, más sólida, mejor plantada al piso. Por atrás las calaveras ahora son separadas y mucho más elegantes. Desafortunadamente, desde muchos ángulos la MKX sigue viéndose como lo que, de hecho, es: una Ford Edge con más equipo.

Armada hasta los dientes
Sin embargo, ese equipo que viene con la nueva camioneta debe ser suficiente para convencer a más de uno. Por lo menos lo hizo con nosotros durante la presentación que tuvimos con ella, en una soleada y muy acalorada capital estadounidense.
Para empezar, todo lo que vemos y tocamos en sus dos filas de asientos, es de una calidad absolutamente superior a lo que antes estaba disponible para la MKX. El tablero, por ejemplo, está forrado con un plástico de muy buena calidad, anti-reflejante, con costuras aparentes que le dan un aire muy exclusivo, como debe exigir alguien que pagará cerca de 650 mil pesos por una de ellas.
Luego, está el magnífico sistema de entretenimiento, probablemente uno de los mejores del mundo, si no es que el mejor. Se llama “My Lincoln Touch” y es una evolución del SYNC que la marca, junto con Ford, comenzó a usar desde hace poco más de dos años. Por supuesto que se mantienen todas las características de conectividad de antes, como la conexión del teléfono por sistema inalámbrico Bluetooth y la navegación a través del sistema por comando de voz. Pero ahora no sólo es más fácil completar esa integración, también es posible hacer cosas que antes no se podían.
Una de ella es que, con un adaptador de red inalámbrica conectado a uno de los dos puertos USB de la MKX, es posible transformar la camioneta en un proveedor ambulante de señal. Con esto, los niños o adultos que viajen en cualquiera de los asientos de la camioneta, jamás volverán a preguntar “¿Ya casi llegamos, papá?”, porque tendrán el mejor y mayor entretenimiento posible: Internet.
También es posible escuchar radio en línea, gracias a la tecnología de HD Radio.
El sistema es, además, muy bonito. El volumen del estéreo y la velocidad del ventilador del aire acondicionado, son controlados por un sensor que detecta las terminales nerviosas de las puntas de nuestros dedos y con esto, basta con deslizar un dedo sobre la barra sensorial horizontal, para subir o bajar el volumen. Es sensacional para apantallar al vecino. O a la suegra.

Tiene la fuerza
Bajo el cofre está un muy buen motor. Se trata de una máquina V6 de 3.7 litros, que ahora tiene 305 caballos de fuerza, lo que representa 40 CV más que antes. Junto con una caja automática de seis velocidades, el motor le deja una agilidad a la camioneta, aunque en situaciones límite como un rebase en una subida, alguien puede extrañar a un V8. Empero, los tiempos son de ahorro de combustible y en el esto los ingenieros de Lincoln trabajaron con ganas. La máquina usa moderna tecnología de válvulas variables al igual que un sistema que apaga el motor cuando no se necesita su torque, por ejemplo, al bajar una pendiente en una carretera. Esto, junto con otros detalles como neumáticos de baja resistencia al rodaje, hacen de ella una mucho más eficiente camioneta, con un consumo que, de acuerdo con Lincoln, está entre los mejores de su categoría.

Un paso hacia adelante
Nos quedó muy claro que la nueva MKX es un vehículo mucho mejor que su antecesora. Está mejor terminada, tiene mejor desempeño dinámico y un más controlado consumo de combustible. Su equipamiento y excelente insonorización de la cabina sin duda son atributos que convencerán a muchos a convivir con una de ellas. Esto sin duda, será muy placentero.
Sin embargo, sí nos quedamos también con la impresión de que hace falta algo más. Primero, una distinción estética más fuerte comparada a la Ford Edge. Luego, una atención al detalle menos enfocada a lo que se ve de inmediato. Porque los plásticos de los forros de la cajuela siguen siendo baratos; aún no hay una tapa que cubra ese compartimento y con esto, nuestro equipaje quedará a la vista del que quiera asomarse. Algunos podrán calificar estos comentarios como demasiado exigentes, hasta quisquillosos. Pero cuando vemos lo que hacen los europeos como Audi, por ejemplo, nos damos cuenta de que la verdadera diferencia, el genuino sentido del lujo, está en los detalles. La nueva MKX es una magnífica camioneta, sí. Es un paso en la dirección correcta, sin duda. Le falta, empero, un paso más que la ponga de una vez y para siempre, entre los mejores vehículos del mundo en su clase.

Dos motores en el futuro de Ford
Parte del viaje que hicimos a Washington fue para manejar un auto que, en este momento, no tiene planes de ser vendido en México, aunque sea fabricado en nuestro país. Se trata del Lincoln MKZ híbrido, hecho en Hermosillo y que se muestra como la opción de la marca ante rivales como Lexus, por ejemplo.
Pero la experiencia de conducirlo nos sirvió para entender cómo funcionará el Fusion híbrido, que sí llegará a México en este año, como un auto de venta de flotillas y no a individuos.
Cuando se junta el motor de gasolina de cuatro cilindros y 2.5 litros, con la planta eléctrica de poder, el resultado son 191 caballos de fuerza, suficientes para darle muy buena desenvoltura al auto, con todo el lujo que puede tener un Lincoln, en el caso del MKZ, claro.
En un ejercicio de economía, conduciendo a velocidades moderadas e incluso abdicando del uso del aire acondicionado en un día de calor cercano a los 33 grados y con una humedad por arriba de 80%; logramos una economía, en autopista, de 22 kilómetros por litro. Claro que, en ciudad y conduciendo normalmente como lo haríamos sin pretensiones de romper récords de ahorro de gasolina, este número debe bajar, digamos, a la mitad. Aún así, se trata de un consumo extremadamente bajo para un sedán de lujo. Ford y Lincoln, con este tecnología, levantan la mano entre las empresas que buscan conquistar a los fanáticos por “salvar el planeta”.

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