Prueba de manejo
Lincoln MKS EcoBoost
¿Quién necesita un V8?
Por: Sergio Oliveira.

Con un motor con mucha tecnología, el MKS ofrece más con menos

Hay un momento en que un V8 es insustituible. Cuando pisamos bruscamente el pedel del gas y ecomenzamos a escuhar el sonido ronco que hace “vrrrrrummmmmm” y nos recuerda poder, torque, historia. Esto, ese sonido, hace mucha falta en el MKS. Porque todo lo demás es cubierto con creces por el motor V6 que hoy ostenta el mayor sedán de Lincoln.
Dicen que más difícil que cambiar un viejo hábito, es crear uno nuevo. Nuestras mentes encuentran zonas de confort en las que prefieren estar para no hacer el esfuerzo del cambio. Pasa en muchos aspectos de la vida. Conducir un V8 es uno de ellos. Muchas marcas han intentado mostrar que un buen seis cilindros logra un desempeño si no igual, al menos tan parecido al de un ocho cilindros, que sumado a la ventaja del menor consumo, sería tan atractivo que pocos podrían resistir. Honda es una de las que lo han intentado, por lo menos con la pickup Ridgeline. La gente, empero, sigue estrañando sus dos cilindros extra.
Con el MKS, empero, esto puede ser diferente. Primero, porque el mundo vive otra realidad, en la que hay una fuerte preocupación ecológica, al menos teórica, ya que nadie quiere pagar más por ahorrar combustible. El impulso más fuerte hacia los motores menores, sin embargo, reside en el precio cada vez más elavado de los combustibles, que hace latir el nervio más sensible del cuerpo humano: el bolso. A esto pongamos en la receta el extraordinario desempño del V6 de este Lincoln y entonces sí, puede ser que la posiblidad de que más gente olvide a los V8 en favor de un buen V6, sea mayor que la anterior.

Desempeño envidiable

Si olvidamos el sonido, lo que ofrece el motor EcoBost del MKS es incluso mejor que lo que hacen (o hacían) algunos V8. El auto acelera con una fuerza que intimida al que no esté preparado para su empuje. Es delicioso estar al volante del MKS y ipsar fuerte el acelrador, para ver el frente levantarse y el auto correr hacia adelante con enorme enjundia. Ni parece un sedán inmenso, con peso de 1,940 kilogramos y largo total de más de cinco metros.
Claro que, siendo un Lincoln, uno espera una suspensión suave y cómoda, al igual que una dirección ligera y tranquila.Y sí, esto es lo que se obtiene, mas no al viejo estilo de los sedanes estadounidenses, que de movían como lanchas a cada frenada o curva. El MKS, sin ser un “sport sedán”, es un auto que se conduce con una precisión mayor a la que esperábamos. Ayudaría que la fuerza de su máquina llegara a las reudas traseras, dejando a las delanteras la más sencilla tarea de simplemente dirigir el auto. Si así fuera, el MKS estaría más cerca de cumplir con las espectativas de aquellos que extrañan el Lincoln LS. A pesar de esto, es un auto muy placentero.
Con la versión EcoBoost viene un equipo que, para México, pudiera ser dispensado: la tracción integral, que añade peso y mayor consumo, ante un beneficio que se percibe mayor en pisos resbalosos por agua o nieve, ambos poco comunes en este país.

Belleza interior

Buena parte del atractivo del MKS, sea o no el EcoBoost, reside en su buen interior. El espacio es suficiente, aunque menos abundante de lo que pensaríamos. Los materiales son buenos y el coche se percibe bien hecho.
Una de sus grandes virtudes es la insonorización. El auto es silencioso como una biblioteca del Vaticano, lo que se agradece en estos ruidosos días. Además, es muy bien equipado contando con todo l que ya se espera de un auto de lujo, como los asientos forrados de piel; el quemacocos y los ajustes eléctricos para todo. También cuenta con una pantalla táctil que facilita los ajustes de sus múltiples funciones, una solución que nos parece mucho mejor que un mando único central al estilo BMW.
Por la suma de todas sus virtudes, el MKS resulta un gran auto. Es posible que algunos insistan en ver sus lados negativos como el diseño tal vez algo pesado; la trasera tan alta que dificulta un poco la visibilidad o el precio de casi 700 mil pesos, que lo pone a competir contra rivales muy, muy duros. El que se decica por uno de estos, empero, probablemente se la pase mucho más a gusto que el que conduzca un sedán alemán, con un logotipo de mayor abolengo, pero con menos detalles de lujo y confort, como los que nos ofrece este buen sedán. El MKS es, pues, un sedán de la vieja escuela (grande, largo , pesado y cómodo), que aprendió a convivir con los modernos “gadgets” y la necesidad de poder con ahorro de combustible, para así consentir aún más a sus ocupantes. Y esto, no es una mala idea.

Ficha técnica
Lincoln MKS Ecoboost 2011


Motor: Frontal transversal; seis cilindros en V; 3.5 litros de desplazamiento; EcoBoost; DOHC; 24 válvulas; con inyección de combustible directa. Potencia: 355 cv @ 5,500 rpm / Torque: 350 libras-pie @ 1,500-5,250 rpm.

Tracción: Integral.

Transmisión: Automática de seis velocidades (6+R), con modo secuencial.

Suspensión: Delantera – Independiente, de tipo McPherson, con resortes helicoidales y barra estabilizadora. Trasera – Independiente, de tipo Multilink, con resortes helicoidales y barra estabilizadora.

Frenos: De discos sólidos en las cuatro ruedas, con sistema antibloqueo (ABS).

Dirección: De piñón y cremallera, con asistencia eléctrica.

Dimensiones y capacidades:
Largo / Ancho / Alto (mm)
5,184 / 2,171 / 1,564
Distancia entre ejes: 2,867 mm
Peso: 1,940 kilogramos.
Tanque- 72 litros.
Cajuela- 530 litros.

Precio: 689,800 pesos

Resultados de la prueba realizada en el Autódromo Guadalajara:
Aceleración de 0 a 100 km/h: en 7.89 segundos
Frenado de 100 km/h a cero: en 40 metros
Cuarto de milla: 14.72 segundos a 141.5 km/h
Velocidad máxima observada: 210 km/h

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