Prueba de manejo
Ford Focus Sedán 2012
Cuando el día se vuelve placentero
Pocos autos ofrecen la calidad de conducción. Ninguno en su categoría.
El Focus se ha vuelto un auto icónico para la marca del Óvalo Azul. Se convirtió rápidamente en un referente del momento que vive la compañía en la época actual. Y es que desde la decisión de hacer de éste un auto global, con calidad europea, pero algo de sabor estadounidense, las cosas van viento en popa.
Hemos probado todas las generaciones del Focus en este país, pero desde que el auto comenzó a llegar de Europa, allá por 2006, nos parecía que la suerte podía cambiar para Ford, con un buen producto, al verse apoyada por los mejores terminados y calidad de ensamble con la que cuenta su filial en Europa.
Una vez decidido que la actual generación de Focus sería global, la producción para este lado del charco, sería desde la Unión Americana. El resultado es muy bueno. Los estándares de calidad nos convencen, así como los materiales utilizados. Por supuesto, sin dejar de lado la típica sensación de manejo de auto europeo, con el confort de uno estadounidense.
Aterrizando en nuestro Focus de prueba, no nos decepcionó en desempeño, confort y equipamiento. La versión que manejamos fue la más equipada, la SEL Automático Plus. Precisamente el “Plus” que tiene el Focus fue el contar con el asistente de estacionamiento automático, el cual hemos probado en vehículos como la extinta Mercury Mariner, entre otros.
La idea es ser familiar
Más adelante detallaremos nuestra experiencia con el asistente de estacionamiento, pero antes nos gustaría mencionar lo que nos encontramos en el habitáculo. Primeramente, el conductor cuenta con todo para pasarla a gusto en el Focus sedán, con mandos en el volante para controlar el sistema de audio, así como para el SYNC, que nos parece ya muy familiar y hasta el momento ha sido el mejor sistema de conectividad que hemos encontrado en los autos que se venden en México.
Los asientos están tapizados en cuero, con un tacto muy suave. Es delicioso estar en ellos, en cualquier plaza. En general, tenemos un buen ambiente para cinco personas, pero lo que nos sorprendió un poco es que la banca posterior no es nada espaciosa. Tanto longitudinalmente como en altura, ya que una persona de una estatura “estándar”, entre 1,70 y 180 centímetros de altura, no encuentra un lugar cómodo en esta posición.
Por otro lado, tenemos la limitada cajuela. Primeramente por el acceso que no permite meter objetos grandes, y luego por su capacidad, que nos parece extrañamente más pequeña que lo que menciona la ficha técnica, con 475 litros, que en la práctica nos parecen menos.
Para ser un coche familiar, estos dos puntos nos parecen importantes, ya que en un viaje largo, los pasajeros posteriores sufrirán incomodidades y en la cajuela simplemente no entrarán las maletas grandes. Pero si el coche lo transforma en un transporte individualista y para viajar de forma ocasional con pocas cosas, lo dejará satisfecho.
Buen manejo
El Focus sedán nos confirmó el buen manejo que nos presentó la versión hatchback (que es más divertida), con buen aplomo, una respuesta del motor suficiente para andar por la ciudad y con una dirección precisa, así como unos frenos con el típico tacto esponjoso de coche estadounidense, pero todo en general hace una combinación muy buena a la hora de conducir y nos hizo sentir a gusto y seguros todo el tiempo.
El propulsor del Focus corresponde a un bloque de cuatro cilindros, con 2.0 litros de desplazamiento y 160 caballos de potencia, acoplado a una caja automática de seis velocidades, cuya sensación de respuesta es mejor cuando ponemos la palanca en posición manual y metemos a placer los cambios, con un gasto de combustible extra al llevar las revoluciones un poco más allá de lo que lo haría la caja completamente automatizada.
Un asistente que no quería asistir
El equipamiento del Focus Sedán se ve coronado con el sistema “Auto-Park”, el cual no es otra cosa que el ayudante en las maniobras de estacionamiento, que evita que el menos habilidoso meta las manos en el proceso, para convertirse de la noche a la mañana en un conductor que estaciona su coche de forma impecable en dos movimientos.
Este sistema de aparcamiento no es cosa del otro mundo, al menos en la teoría de la búsqueda de estacionamiento. Primero, visualizamos dónde queremos meter el coche, en batería. Luego, oprimimos el botón que está un poco escondido delante de la palanca de la transmisión y le indicamos al coche si queremos estacionarnos del lado derecho, activando la palanca de la dirección hacia ese sentido. Si queremos aparcar del lado derecho, no hay que hacer nada, ya que por default el “Auto-Park” buscará estacionamiento de ese lado.
Una vez decidido el lado, hay que avanzar y los sensores medirán la distancia prudente para colocar el auto. Cuando lo encuentra, el coche puede pedir que se mueva un poco para adelante, para enfilarse de mejor forma. Después, se le pide colocar la transmisión en reversa y desde aquí debe soltar el volante, solamente con el pie entre el freno y el acelerador, regulamos la velocidad para estacionarnos. Cuando el coche está con la parte posterior colocada, le pedirá que ponga la marcha en “D”, y ligeramente levantará el pie del freno para avanzar, para quedar colocado en fila y bien acomodado.
Es sorprendente como se ve desde afuera, cuando estamos de espectadores, viendo al auto hacer prácticamente todo, mientras ponemos las manos en otro lugar que no sea el volante. Si el volante es ligeramente tomado, el “Auto-Park” se desactiva y tendrá que volver a salir del hueco para repetir el proceso o de plano terminarlo.
A nosotros esto nos había funcionado bien en la Mariner, sin problemas, pero en el Focus Sedán de forma extraña los sensores no detectaban bien los huecos, lo que nos orillaba a decidir por nosotros mismos dónde sí podíamos entrar, aunque el coche no nos lo haya señalado. Y así repetimos en varias ocasiones el proceso, que nos respondió casi, cuando le daba la gana. Reconocemos, empero, que el entorno del intento, una calle empedrada, muy arbolada y con piso extremadamente irregular, pudo haber influido en el desempeño del sistema.
Porque por supuesto que el sistema funciona y el AutoPark es un complemento del Focus que nos otorga más placer y comodidad en nuestro traslado diario. Por supuesto, estas amenidades nos hicieron pasar ratos agradables, convirtiendo al Focus Sedán en nuestro coche favorito durante la semana que lo manejamos, haciendo de cada día en algo placentero.
Aunque tenemos que confesar que preferimos algo no tan serio, con un buen equipo y mismo excelente manejo, lo que se encuentra en el Focus hatchback, del que todavía nos queda un muy buen sabor de boca.
Ficha Técnica
Ford Focus Sedán 2012 SEL Aut. Plus
Motor: Frontal transversal; cuatro cilindros; 2.0 litros de desplazamiento; DOHC; 16 válvulas; con inyección de combustible secuencial multipunto. Potencia: 160 cv @ 6,500 rpm. Torque: 146 libras-pie @ 4,450 rpm.
Tracción: Delantera.
Transmisión: Automática de seis velocidades (6+R), con modo secuencial.
Suspensión: Delantera – Independiente, de tipo McPherson, con resortes helicoidales y barra estabilizadora. Trasera –Independiente, de tipo Multilink, con resortes helicoidales y barra estabilizadora.
Frenos: De discos ventilados en las cuatro ruedas, con sistema antibloqueo (ABS) y distribución electrónica de la fuerza del frenado (EBD).
Dirección: De piñón y cremallera, con asistencia eléctrica.
Dimensiones y capacidades:
Largo / Ancho / Alto (mm)
4,534 / 1,821 / 1,468
Distancia entre ejes: 2,647 mm
Peso: 1,361 kilogramos.
Tanque- 60 litros.
Cajuela- 475 litros.
Precio: 349,600 pesos
Resultados de la prueba realizada en el Autódromo Guadalajara:
Aceleración 0 a 100 km/h en 9.1 segundos.
Frenado de 100 km/h a 0: 42 metros.
Cuarto de milla: 17.45 segundos a 131.5 km/h
Velocidad máxima observada: 225 km/h
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