Prueba de manejo
Volkswagen Beetle Sport
Herencia modernizada
Por: Sergio Oliveira

El Beetle de 2012 rescata algo del Vocho, pero no renuncia a la actualidad

Es más ancho, más bajito y más largo, una combinación que hace que el nuevo Beetle sea más aceptado por ambos sexos que lo que fue su antecesor, más exitoso entre las mujeres. Pero ¿Esto también será válido a la hora de manejarlo?
Los cambios del Beetle para el año modelo 2012 no se limitan sólo a la estética. Claro que ésta es parte fundamental de todos los autos y este nuevo “Vochito” resulta agradable a la mayoría de los ojos. Su presencia es más fuerte, está mejor “plantado” al piso. Su silueta ya no es de burbuja. El cambio en la línea del techo, de hecho, lo dejó no sólo visualmente más sólido, también mejoró su espacio interno de manera considerable.
Dentro de la nueva estrategia de producto de Volkswagen, el nuevo Beetle termina siendo, casi, un auto distinto según la versión. En las dos primeras, llamadas Beetle y Beetle Sport –éste el que probamos- lo que se obtiene es el auto casi crudo. Los elementos de corte de presupuesto –parte de esa nueva estrategia de producto antes mencionada- son patentes en los frenos de tambor de la versión básica, ya sustituidos por los más eficientes discos en la Sport, pero principalmente donde más se notan es el eje rígido trasero, que compromete el confort y la estabilidad del auto. Sólo en la más cara versión Turbo encontramos el Beetle “como debe de ser”.

Su lado contemporáneo

Por fortuna, o por fruto del aprendizaje, sería mejor pensarlo, el interior del Beetle Sport se muestra mucho menos austero que el visto en el nuevo Jetta, por ejemplo. En esta versión intermedia del auto, el tablero usa elementos de plástico pintadas en el color de la carrocería – en nuestro caso un hermoso rojo – que hacen clara referencia al Vocho. El volante, la parte superior de las puertas y hasta una pequeña guantera con puerta vertical que se abre con un botón, son recuerdos vivos del llamado “auto del pueblo”. Cómo olvidar las agarraderas flexibles traseras, ubicadas en el pilar B, justo detrás de las puertas, que cuelgan del techo y sirvieron a generaciones de pasajeros del asiento de atrás.
Ahí terminan, por fortuna, las similitudes con el Vocho. Los asientos tienen muy buena forma y soporte lateral. Están forrados de, bueno, imposible no recordar con nostalgia a Walter Matthau en la película “Dos viejos gruñones”, cuando todo orgulloso muestra a su amigo Jack Lemon el trabajo de tapicería de su Jeep Wagoneer, exclamando: “Es legítima imitación de piel”. Pues, de esto están forrados los asientos del Beetle Sport, al menos en la versión que probamos. Pero no se preocupe, nadie se va a dar cuenta que no es piel genuina.
El estéreo es muy bueno. Tiene entrada auxiliar y un cable permite conectar y cargar un iPod o iPhone en la guantera inferior, además de controlar todo desde la pantalla táctil central. Por supuesto que hay manos libres con Bluetooth y opcionalmente se puede contar con sistema de navegación con GPS. Lo mejor de todo: suena muy bien.
Hay aire acondicionado; portavasos; porta botellas en las puertas y el espacio trasero, gracias a la nueva forma del techo, es bueno también para la cabeza de los más altos, incluso cuando el auto trae quemacocos, como era el caso de “nuestro” Beetle. Pena que para protegernos del sol, VW sólo haya puesto una malla que apenas deja sombra sobre nuestras cabezas. Muy bueno para Europa, aquí, literalmente nos quema el coco.
Hasta la cajuela ganó más espacio. Si bien sus 284 litros no permiten cargar con las maletas de toda la familia, hay que recordar que éste es un hatchback de dos puertas, un auto individualista. Si es necesario espacio para carga, se sacrifican los asientos traseros que se pliegan hacia adelante como en todo hatch. Elija una de dos: carga o cuatro plazas.
Un detalle importante: a alguien con menos de 1,60 metros de alto, le costará mucho trabajo cerrar la cajuela. No estaría mal que VW pusiera una ayuda para esto, como una de las agarraderas flexibles que están en el pilar B.

En la hora de la verdad

Para un manejo hasta cierto punto tranquilo, el Beetle Sport es un coche que cumple. En ciudad, el propulsor del Jetta, de cinco cilindros en línea, con 2.5 litros y 170 caballos, le confiere una agilidad que llegó a sorprendernos. El arranque es mejor de lo que esperábamos y el número de 12.4 segundos para llegar a los 100 km/h nos pareció razonable para los casi 1,600 metros de altitud de Guadalajara, donde lo probamos. Y estamos hablando del automático, con caja Tiptronic de seis velocidades.
En la frenada los cuatro discos cumplieron con su labor y sólo exigieron 41 metros para que el Beetle Sport se detuviera completamente desde los 100 km/h. Todo sin desviaciones de trayectoria y manteniendo las llantas en buen estado, gracias al ABS.
Cuando rebasamos el límite de velocidad, digamos, aceptado por las autoridades, es decir, los 110 ó 120 km/h, es donde la suspensión trasera comienza a pasar la factura. Es aquí donde vemos por qué este auto cuesta menos que el Turbo. Arriba de ese límite el Beetle Sport pierde la firmeza percibida en la ciudad. En las curvas, caso el piso esté irregular, lo que es común, la parte trasera brinca de forma poco agradable y no muy segura que digamos. De hecho esto se llega a sentir incluso en la ciudad. Una vez, un portafolio que pesaba una cuatro kilogramos y estaba puesto verticalmente en la cajuela, se volcó en una curva y transmitió una sensación rara al volante, como s alguien hubiera pateado el auto lateralmente.
Ya en el autódromo Guadalajara, donde el circuito no vive sus mejores días, pudimos ver que el auto se agarra mejor de lo que parece. Hay tendencia a salir de frente, es cierto, lo que combinado con la “cola alegre” no resulta tan simple de dominar. Pero una vez agarrada la “maña” del auto, es posible conducirlo con alegría.
El Beetle, después de todo, nos dejó una agradable sensación. Su forma, equipo y hasta su controversial conducción, nos impulsaban a conducirlo una y otra vez. Tiene sus problemas, cierto, uno de ellos que no mencionamos: los pequeños ruidos interiores, ya perceptibles a los 1,200 kilómetros que tenía el auto cuando lo recibimos. Aún así, no dudaríamos ni un segundo en comprarlo para nuestro auto de todos los días. Aunque sí, debemos confesar, haríamos el esfuerzo de ir por la versión Turbo, aunque fuera sólo por la suspensión trasera.

Ficha Técnica
Volkswagen Beetle 2012 Sport


Motor: Frontal transversal; cinco cilindros en línea; 2.5 litros de desplazamiento; 16 válvulas; con inyección de combustible secuencial multipunto. Potencia: 170 cv @ 5,800 rpm. Torque: 240 newton-metro @ 4,250 rpm.

Tracción: Delantera.

Transmisión: Automática de cinco velocidades (5+R), con modo secuencial.

Suspensión: Delantera – Independiente, de tipo McPherson, con resortes helicoidales y barra estabilizadora. Trasera – De eje rígido.

Frenos: De discos ventilados adelante y de discos sólidos atrás, con sistema antibloqueo (ABS).

Dirección: De piñón y cremallera, con asistencia hidráulica.

Dimensiones y capacidades:
Largo / Ancho / Alto (mm)
4,278 / 1,808 / 1,486
Distancia entre ejes: 2,537 mm
Peso: 1,439 kilogramos.
Tanque- 55 litros.
Cajuela- 284 litros.

Precio: 276,300 pesos

Resultados de la prueba realizada en el Autódromo Guadalajara:
Aceleración de 0 a 100 km/h: en 12.1 segundos
Frenado de 100 km/h a cero: en 41 metros
Cuarto de milla: 18.48 segundos a 122 km/h
Velocidad máxima observada: 210 km/h

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